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Rafa: este chaval es el nuevo enterrador de Santa Burete, y a pesar de lo impactante que resulta convivir con tantas criaturas de la noche mientras haces tu trabajo, parece desenvolverse bien entre las tumbas. Rafa tiene una actitud muy despreocupada hacia la vida (y lo de después), y puesto que aparte de su afición a la guitarra eléctrica no tiene mucho que hacer, pasa más tiempo del que sería recomendable en su lugar de trabajo con sus nuevos amigos. | |
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Al: el veterano jardinero del cementerio es el guía de Rafa en su nuevo empleo. Manso y tranquilo, siempre está dispuesto a dar un consejo o soltar una perla de sabiduría mientras poda los arbustos y cuida cada brizna de hierba de Santa Burete como si fuese de su misma sangre… lo cual no es del todo incierto. Cuando está en su huerto personal, Al se dedica a sembrar cosas que Dios no puso en esta tierra, y las abona con gente…pero solo con la gente que vale para abono. | |
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Muerte: ser El Segador de Almas, la Parca, es algo realmente impopular. Muerte se esfuerza todo lo que puede para compaginar su trabajo con una vida social sana y estable, incluso tiene cuenta en Facebook. Lástima que su sensibilidad y buena fe queden eclipsadas por el mero hecho de que es un esqueleto con una guadaña del carajo. | |
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Boris: si Boris hubiese protagonizado una novela de Anne Rice, otro gallo cantaría. Este pobre vampiro vive (no-vive) más preocupado por pagar el alquiler de su cripta cada mes entre trabajo nocturno y trabajo nocturno que por seguir con la tradición de Nosferatu. De hecho, su larga historia como vampiro es más bien patética y lejana a la glamourosa imagen que la sociedad actual tiene de su especie, así que procura no hablar mucho del tema, pese a la insistencia de Rafa. Vivir la dura realidad de un chupasangre socialmente negado ha convertido a Boris en un tipo muy serio y avinagrado, pero aún así querido en Santa Burete.
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MZ: son las siglas de “Mano Zombie”, puesto que su nombre real, que constaba en la lápida de su tumba, desapareció tiempo atrás. Enterrado como un muerto viviente hace siglos, estuvo a punto de escapar del sepulcro en el 97, pero el antiguo enterrador de Santa Burete consiguió sellar otra vez la tumba dejando solo un putrefacto brazo fuera. Ansioso por comunicarse con el exterior, MZ consiguió de alguna manera pintarse un monigote en la mano para que la gente tuviese una cara a la que mirar cuando les habla desde su prisión. Gamberro, pervertido y bocazas, MZ pasa sus días queriendo llamar la atención de todos los que pasan frente a su lápida, ya sea para fastidiarlos o para intentar engatusarlos y que levanten la losa. Poner la paciencia a prueba con MZ es una tradición en el camposanto, y ahora es el turno de Rafa.
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Edgar y Allan: Una pareja de pájaros de mal agüero, pero verdaderos poetas. Este par de cuervos rememoran en verso la muerte de cada uno de los “inquilinos” de Santa Burete, desde el más antiguo al recién llegado. Pero no les pidas que digan eso de “Nunca más” o te sacarán los ojos.
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Otto Wurzkopf: un verdadero especialista de lo oculto, este científico presenta el programa de TV “Paranormalidades”, en el que intenta demostrar por todos los medios que el cuento no acaba cuando estiras la pata. Está obsesionado con encontrar y cazar a todos los habitantes no humanos de Santa Burete, en donde de vez en cuando se cuela para armar algún lío y terminar detenido. | |
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Jules, Bea y Ben Fallen: Pasada la medianoche, Santa Burete se llena de espíritus que no pasaron al otro lado, y entre ellos está la familia Fallen al completo, fallecida en un trágico accidente de coche. Rafa los conoce la misma noche que descubre que su trabajo tiene un turno de noche… por que en algún momento hay que enterrar a los no-humanos. Jules era (es) un afamado novelista inglés, que aún envía nuevas historias a su editorial (para terror de su editor), un hombre de lo más despistado que se casó con la española Bea; madre amantísima, esta mujer piensa que tiene que solucionarle la vida a todos los que le rodean, se lo pidan o no. El pequeño Ben es su único hijo, y en la no-vida como espectro ha encontrado un nuevo juego de lo más divertido.
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Ada: en vida una adolescente vital y feliz, Ada es el fantasma más emo y deprimente que hay. La pobre chica piensa en todo lo que perdió y no desea otra cosa que acabar con su no-vida y reencarnarse en algo. Los vivos lo tienen fácil, matarse es cuestión de proponérselo, pero desmatarse requiere cierta enjundia, y Ada está dispuesta a intentar todo, desde la posesión a convertirse a alguna religión que le haga el apaño. Bea está convencida de que lo único que necesita es un buen chico-fantasma que la anime, y Rafa sería perfecto si no fuese por que está vivo… pero de nuevo, matarse es fácil, sobre todo si alguien te ayuda… |