Categoría: Libros

«Es que el Medievo»: Let me tell you about it

El Medievo (TM)

El Medievo.

Este post no habla de ninguna obra concreta, sino que pretende poner bajo los focos un argumento en particular que se esgrime para defender obras con un alto contenido de sexo y violencia (principalmente hacia la mujer), ese que insiste en que “la Edad media era así, el Medievo, la Edad Oscura”.

De paso es probable que determinados clichés, tópicos y lugares comunes se lleven algún tirito que otro, pero no voy a entrar a criticar obras concretas; eso sería otro post distinto.

 

LA CRÍTICA NO ES CENSURA

ESTÁ BIEN QUE OS GUSTEN OBRAS CON ESTE TIPO DE AMBIENTACIÓN

PERO SED CONSCIENTES DE LO QUE LEÉIS

(y lo de que la Edad Media era “así”…bueno, partes *escogidas* de *algunos* momentos en *algunos lugares* durante la Edad Media eran así. Os cuento).

Y esto por qué

Gracias a un artículo sobre la representación de la mujer en el videojuego The Witcher 3 en el blog de Todas Gamers ha vuelto un clásico de las discusiones de internet: el sexismo en las obras de ambientación medieval fantástica. Como el juego en cuestión está basado en una saga de novelas y es un mal común en la literatura del género voy a hablar con novelas en mente (no concretamente las de The Witcher, aunque sea la saga que haya dado pie a este tocho), pero sería aplicable tanto a videojuegos como a series o películas.

Aclaremos desde el principio que en una obra de ficción todo lo que se representa es por decisión del autor; el autor decide si la ambientación es de una forma u otra, cómo se van a comportar los personajes, su forma de vestir, sus actos, la cultura que les envuelve, los hechos que hayan llevado al momento en el que se desarrolla la acción y bajo qué lente se nos muestra. Por supuesto, también decide qué partes de la historia que nos quiere contar ha de mostrarle al lector y cuales no.

El autor es, a todos los efectos, el dios omnipotente de su obra. Si aparece algo en ella es por voluntad suya.

Una vez dicho esto hablemos de los clichés de la fantasía, de documentación y de sesgos.

Cómo hemos llegado a esto

La fantasía moderna occidental le debe hasta la ropa interior a Tolkien; El señor de los anillos tiene unos 80 años si contamos desde el año en el que se empezó a escribir.

Echando mano de la Wikipedia vemos que El señor de los Anillos fue publicado por primera vez en España en 1978, 24 años después de su primera publicación en su idioma original. No sólo eso, sino que la trilogía en sí se escribió aún más temprano, entre 1937 y 1949 (no estoy teniendo en cuenta el dato de que Tolkien empezó a darle forma a toda su mitología en el 17 según la misma fuente; solamente la época de escritura de la trilogía en sí).

La obra fundacional, pilar del género y cuya influencia se extiende hasta el día de hoy es más vieja que los abuelos de algunos de vosotros. Sigamos.

Hay otro señor cuyo legado ha marcado tanto o más el género de la fantasía medieval: Gary Gygax.

Gygax fue uno de los creadores (el más conocido) del juego de rol Dungeons & Dragons; probablemente la influencia del juego y las novelas derivadas del mismo hayan pesado tanto o más que la de Tolkien a la hora de darle forma a la fantasía medieval tal y como la conocemos hoy, y es origen de gran parte de los clichés que afligen al género.

gauntlgrym-by-ra-salvatore

Estamos a tiempo de echarle la culpa de todo a Salvatore y a Moorcock e irnos todos a casa. ¿No? Nah.

(Detengámonos un segundo a apreciar la ironía de que la idea original fue un intento de aportar realismo a los wargames añadiendo reglas de armaduras y de armas a las miniaturas, y que una consecuencia lejana de aquello sean los mangas de gremios de aventureros que sólo trabajan en bajar a mazmorras a matar monstruos porque sí).

DUNGEON NI DEAI O MOTOMERU NO WA MACHIGATTE IRU DAROU KA

¿Creíais que no lo decía en serio? lo digo en serio. Viñetas de Dungeon ni deai motomeru no wa machigatte iru darou ka, de Fujino Omori y Kunieda.

Ahora bien, antes de que empiecen las protestas airadas : cuando digo clichés no quiero decir que sea algo necesariamente negativo; si un elemento se repite en ficción es porque funciona. El problema es su sobreutilización, que lleva al estancamiento creativo, a la falta de imaginación y al tedio del lector.

(como los citados mangas de aventureros cuyo oficio es mazmorrear).

A estas dos grandes influencias dentro de la fantasía medieval le debemos no pocos lugares comunes, aunque unos han sobrevivido mejor que otros.

El enfrentamiento entre el Bien y el Mal sin matices ni duda es tal vez uno de los tópicos que menos perviven. Hoy día la fantasía medieval tiene muchos más matices, diversos puntos de vista y abundancia de personajes ambiguos y moralidades poco claras.

Algo mejor lo lleva la presencia de magia en la historia, aunque en la actualidad es casi obligatorio crear un sistema de magia coherente que en apariencia acate -con más o menos manga ancha- las leyes de la física del mundo real.

Uno de los tópicos que sí goza de excelente salud en el mainstream es el de la ambientación en una Pseudoeuropa imaginaria. Rara vez las historias transcurren en una versión más o menos fiel de la Tierra real, sino que se trata de planetas creados desde cero con distintos accidentes geográficos. Y sin embargo, invariablemente la cultura y la sociedad se parecen a una amalgama de la imagen que tenemos de inglaterra medieval a través de la cultura popular, mezclada en ocasiones con toques superficiales de una europa central igualmente nebulosa.

Hablemos de esta Pseudoeuropa.

Es un poco así como Inglaterra, pero no

Este lugar imaginario está muy influenciado, como hemos visto, no sólo por obras escritas varias décadas atrás sino además bastante conservadoras (recordemos la época y el contexto en el que se escribieron).

Esta imagen deformada y simplificada de algunas partes de Europa en una época indeterminada de la edad media ha calado de tal forma en el género que poca gente se la cuestiona dentro del mainstream, hasta el punto en que hoy día se esgrime como “realismo” en las discusiones que tienen lugar en distintos puntos de internet el ambientar una obra en una versión de Pseudoeuropa que contenga ciertas dosis de sexo, violencia, suciedad, desesperanza y malas personas.

Esta versión ficticia de la Europa medieval es, a la vez, más y menos que su inspiración del mundo real. Suele existir magia de alguna clase, animales mitológicos de fisiología dudosa (o animales reales pero extintos), una o más especies de humanoides aparte de la nuestra y una notable falta de enfermedades comunes que puedan resultar mortales.

La economía es una de las facetas de la ambientación que se suele obviar; aunque la existencia de una estructura clásica de campesinos, mercaderes, nobles y reyes o emperadores nos lleva a intuir la existencia de cierto sistema feudal de algún tipo (aunque tampoco se suele hablar de protección o de obligaciones, especialmente en obras de autores norteamericanos en las que aparentemente el campesinado está un poco abandonado a su suerte al estilo de los western).

Encontramos ciudades prósperas de corte medieval tardío, renacentista o directamente pre-revolución industrial que se prestan estupendamente como telón de fondo para aventuras más urbanas; y suele existir una demanda más o menos estructurada de aventureros y/o mercenarios, o en su defecto un gremio de ladrones o facción rebelde en los bajos fondos de dicha ciudad.

En raras ocasiones la vida de la gente en Pseudoeuropa está estructurada alrededor de la religión, como sí ocurría en gran parte de la Europa medieval durante una parte importante del período; el catolicismo (o la versión del cristianismo correspondiente según la época y la zona) que permeaba la vida diaria es sustituido por un panteón de inspiración clásica con diversos dioses que conviven sin demasiados problemas y que otorgan habilidades reales a sus seguidores más fieles; o en su defecto, los dioses son una leyenda y en la época en la que se desarrolla la historia no son relevantes o se les da por muertos.

Habitualmente está llena de gente blanca con nombres de inspiración anglosajona o centroeuropea; el personaje no blanco ocasional -si es que aparece- con suerte es una rareza, un visitante “exótico” y desubicado y no se le atribuye ninguna etiqueta negativa (como que pertenezca a una raza no civilizada o que sea malvado). A veces se utiliza alguna de las otras razas humanoides como metáfora de un grupo étnico real para tratar temas de racismo, con resultados la mar de irónicos si el autor desarrolla ese tema por un lado pero se le cuela racismo involuntario entre los humanos por otro.

Esto contrasta drásticamente con la Europa real en la que la gente viajaba (aunque mucho menos que en nuestros días, obviamente). Existen registros, tanto escritos como en pinturas y otras representaciones, de la existencia de personas de diferentes etnias residiendo en Europa desde la época del Imperio Romano hasta los siglos XVI- XVII, tanto como ciudadanos libres (ojo, que esto se suele obviar) como criados o esclavos (por no mencionar que, aparentemente, los escandinavos venían a veranear a la costa mucho antes de lo que podríamos pensar.

Y si tenéis un rato, aquí tenéis cantidad de información entretenida sobre las Tablillas de Vindolanda, que aunque no datan de la Edad Media aportan más documentación demostrando que sí, que la gente viajaba, y los romanos movían soldados por todo el territorio).

Calcetines romanos.

«aquí en Britannia hace un frío que pela, por favor enviadme más calcetines»

(spoiler: se los enviaron. Sí, son para llevar con sandalias).

Esto no significa que no existiese ninguna forma de discriminación, claro; pero el racismo tal y como lo entendemos hoy día es un concepto relativamente reciente.

Un tópico fácilmente identificable como racista es el de la ciudad costera mercante pseudorenacentista, próspera pero peligrosa, poblada por gentes de aspecto vagamente italiano. Casualmente nadie es de fiar; ellos son ladrones, asesinos, mercaderes corruptos o contrabandistas, y ellas son asesinas, prostitutas o ambas cosas a la vez.

Luego con algo de suerte tendremos a los bárbaros del norte, y con mucha, mucha suerte se mencionará de pasada a “las tribus del este” como algo que está ahí fuera en algún sitio, siempre – o casi siempre- menos avanzados y civilizados que Pseudoeuropa.

Por supuesto los tópicos se pueden explorar de muchas maneras y depende en gran parte del tono de la narración; se puede contar una historia de opresión con la intención de hacerla evidente; se puede contar desde el punto de vista del oprimido como denuncia; o se puede contar una historia de forma que consciente o inconscientemente perpetúan dicha opresión.

Pseudoeuropa, además de atender poco a la economía, obviar un montón de enfermedades y ser algo racista, también suele ser machista.

Ojo, no me refiero sólo a que el sexismo esté integrado en la sociedad que se nos muestra sino que la forma de contar suele ser profundamente machista, en pro, de nuevo, de un supuesto “realismo”.

No hablemos ya de la imposibilidad de que en una sociedad supuestamente reminiscente de la europa medieval exista el arquetipo de Mujer Fuerte con corsé, escote y tacones que tanto agrada a determinados autores del género; este cliché es, muy obviamente, una fantasía que nada tiene que ver con el realismo y no se puede justificar con dicho argumento de ninguna manera.

Me refiero a utilizar el argumento del realismo histórico en obras en las que la violencia y la opresión hacia la mujer se encuentra de forma frecuente, sistemática y libre de consecuencias en mayor o menor medida.

Este es un aspecto que se elige mostrar; igual que se un autor puede obviar las enfermedades poco glamourosas que podrían acabar con la vida del protagonista de forma muy poco honorable en cuatro páginas, mostrar esta otra faceta de la vida de forma extensa y gráfica es también una elección consciente.

Ahora la cuestión, frente al argumento del “realismo en el Medievo” es, ¿qué base tiene esta ambientación? ¿Esto era así de verdad?

La respuesta, para sorpresa de nadie (espero) es “a veces, no siempre ni todo el tiempo”.

Fun Historical Facts (o algo)

Recordemos que cuando hablamos de la Edad Media Europea estamos hablando de un período que abarca un milenio, desde el siglo V al XV en un territorio cuyas fronteras se movían a menudo y en el que había guerras, peregrinaciones y desplazamientos de poblaciones enteras. Esto implica que no había una sola forma de hacer las cosas “en la edad media”, y que había una gran variedad de usos y costumbres según la época y el lugar.

Para el asunto de poner ejemplos voy a invocar la sabiduría y buen hacer de Kate Elliott, que escribió un ensayo acerca de cómo escribir mujeres sin cuotas en fantasía épica . El ensayo aporta una cantidad respetable de ejemplos reales (y bibliografía relacionada) de leyes, costumbres y usos en lo que se refiere a la mujer en distintos lugares y épocas del medievo. Como es muy largo y está en inglés, voy a citar aquí algunas cosillas porque sino igual pasáis de leéroslo, que nos conocemos.

How can women characters fit in epic fantasy settings based on a quasi-historical past? How can their stories believably and interestingly intersect with and/or be part of a large canvas? You can model actual lives women lived, not tired clichés.

“Cómo encajan los personajes femeninos en ambientaciones de fantasía épica basadas en un pasado casi-histórico? Cómo pueden sus historias entrelazarse o formar marte, de forma creíble e interesante, de una imagen mayor? Puedes basarte en las vidas reales de mujeres de verdad, no en clichés sobreutilizados”.

(no, no estudié Traducción e interpretación, por qué lo preguntáis)

In medieval Valldigna, Spain, Aixa Glavieta “went to court six times until she forced the Negral family return to her the terrace with two mulberry trees” which the head of the Negral family “had unfairly taken from her for one arrova of linen which she had owed him, although the leaves produced by these two mulberry trees alone (and which he had sold immediately) were more than enough to settle the debt.” [Ferran Garcia-Oliver, The Valley of the Six Mosques: Work and Life in Medieval Valldigna, Brepols, 2011, p 166]

Ejemplo de mujer en la españa medieval que no sólo era dueña de tierras, sino que tenía la capacidad de ir a juicio por su cuenta en defensa de sus intereses:

“En la Valldigna medieval, España, Aixa Glavieta “fue a juicio seis veces hasta que forzó a la familia Negral a devolverle el bancal con dos moreras que el cabeza de la familia Negral le había arrebatado injustamente como pago de una deuda de una arroba de lino que ella le debía, a pesar de que las hojas producidas por las dos moreras (y que él vendió inmediatamente) eran más que suficiente para cubrir la deuda”.

(Este ejemplo es uno de mis favoritos personales además de por ser valenciana, porque me imagino perfectamente a la señora yendo a juicio repetidamente en plan SERIOUS BUSINESS no solo por el terreno, sino porque se lo quitaron con malas artes y AIXÒ NO POT SER. Tengo que acordarme de conseguir el libro del que Elliott saca la cita ).

If you can’t find numerous examples of women who have ruled nations, principalities, and local polities, you’re not looking hard enough.

Diga usted que sí, señora Elliott.

El apartado sobre matrimonios de conveniencia entre dinastías nobles os lo pondría entero pero eso ya se pasaría un poco del derecho de cita. Os contaré por encima que Elliott defiende que se puede escribir a las mujeres en matrimonios de este tipo como “peones desvalidos” o como astutas embajadoras de sus propias familias, dinastías o naciones. También recuerda que rara vez estaban aisladas o se las impedía mantener contacto con el exterior y/o sus familias, y que eran las que administraban sus dominios durante las ausencias de sus maridos, ya fuese por conflictos bélicos u otras razones. Si enviudaban, en bastantes ocasiones quedaban virtualmente al mando y podían elegir a sus nuevos esposos.

Si queréis un ejemplo cercano, un vistazo rápido a la Wikipedia nos trae a Berenguela de Castilla, sin ir más lejos.

Until the mid- to late-nineteenth century, almost everywhere in France, at least half the people working in the open air were women. […] women ploughed, sowed, reaped, winnowed, threshed, gleaned and gathered firewood, tended the animals, fed it to the men and children, kept house […] and gave birth. Housekeeping was the least of their labours. [Graham Robb, The Discovery of France: A Historical Geography, Norton, 2007, pp 103-104]

“Hasta mitad- finales del siglo XIX, en casi toda Francia, al menos la mitad de las personas trabajando al aire libre eran mujeres. […] las mujeres araban, sembraban, cosechaban, separaban la paja del grano, trillaban, espigaban y recogían leña, cuidaban animales, alimentaban a sus maridos e hijos, mantenían la casa y parían. Las labores del hogar eran la menor de todas sus tareas”.

(Y ahora nos podemos imaginar por qué la colada se hacía una vez a la semana. No había tiempo!)

Sexual mores vary over cultures. The puritanical, post-Victorian mindset prominent in 20thcentury USA is unique to a specific era, and is in fact unusual.

“Las costumbres sexuales varían entre culturas. La forma de pensar puritana post-victoriana prominente en los USA en el siglo XX es única de una era específica y es, de hecho, inusual.”

Morticia Addams tomando té

Ya sabía yo que este gif lo necesitaría para algo.

El ensayo sigue relatando ejemplos reales y citando fuentes sobre costumbres referentes a la higiene, la esperanza de vida, las violaciones, los niños y la soltería.

Voy a detenerme un momento en el tema de las violaciones porque Elliott no pone ejemplos en su ensayo pero sí he encontrado otras fuentes al respecto.

Durante toda la historia han existido los crímenes con violencia. Las violaciones existen ahora y han existido en el pasado; sin embargo, esto no significa que en otras épocas no existiesen leyes al respecto, leyes que llegaban a ser considerablemente severas. Una “ventaja” secundaria del patriarcado es que en muchos momentos históricos atacar la integridad física de la mujer se consideraba un prejuicio hacia el hombre responsable de ella y este tipo de crimen se castigaba con dureza.

Es, de nuevo, decisión consciente y calculada del autor si quiere mostrar el acto como algo una agresión, un acto delictivo y dañino que la sociedad castiga, o si prefiere relatarlo con un nivel mórbido de detalle y a la vez describir una situación y una sociedad en las que la víctima esté totalmente indefensa y sin recursos.

Dependerá del tipo de historia que se quiera contar, por supuesto. Pero no existe una que sea “la única versión realista y esto era así y punto”.

En el libro Icelanders in the viking age: The people of the sagas   se nos cuenta que a pesar de tratarse de una sociedad patriarcal al parecer las mujeres tenían una libertad de movimiento bastante grande. La violación se trataba como un crimen contra la propiedad (del marido o el padre) y se castigaba declarando al culpable fuera de la ley, situación que permitía a cualquiera matarle sin consecuencias legales.

Apoyando la información aportada por las Sagas está el Codex Regius de Gragás:

The penalty for rape or attempted rape was also full outlawry.

Resumiendo: existen registros documentados de que durante La Edad Media de verdad en el mundo real™, en distintas épocas y lugares, las mujeres podían heredar, transmitir sus apellidos y status social a sus descendientes, trabajar fuera de sus casas, dedicarse a la medicina, tener posesiones a su nombre de forma legal y acceso al sistema jurídico, divorciarse, tener cargos de importancia política, combatir en guerras (con ejemplos que se remontan a la antigua Grecia) y colocarse de aprendices con un maestro gremial, entre otras cosas.

Como podéis ver, nuestra Pseudoeuropa típica y tópica del género fantástico se queda bastante corta a la hora de reflejar el realismo de verdad. Probablemente los autores de fuera del mainstream que se esfuerzan por contar otras historias de forma integradora y diversa estén mejor encaminados en el asunto del realismo que muchos de los que lo abanderan para defender que una obra tiene un sesgo sexista y/o racista fuertecito.

“Pero Delfina” diréis, “varios de los ejemplos que pone Elliott en su ensayo son de fuera de europa”.

En este post me he limitado a poner algunos (no todos) de los ejemplos europeos que aparecen en su ensayo por ceñirme al tema pero sí, hay registros de todo el mundo que indican que el pasado no era uniformemente machista tal y como entendemos a día de hoy el término. Sorpresa.

Ocurre que hay una tendencia en el género de fantasía medieval de mostrar lo peor del ser humano, enseñar los rincones oscuros, la desesperanza y el desamparo (a título personal, imagino que es un rebote contra los dragones de colorines, los buenos que siempre ganan y los archimagos de Bola de Fuego y Misil Mágico de hace unos años). No estaría de más que recordásemos, autores y lectores, que aunque nos guste este tipo de novela sigue siendo ficción, una ficción parcial (como todas, por necesidad y por elección) y que ni es el único tipo de historia posible, ni refleja fielmente la realidad sino una parte escogida de ella que se adapta a la narrativa que se pretende contar. Esto no debería impedirnos disfrutarla si es de nuestro gusto, pero siempre está bien tener un cierto espíritu crítico hacia el ocio que consumimos.

Disclaimer: no soy historiadora pero sé que las fuentes históricas deben tomarse con cierto escepticismo, incluso las primarias. Lo que sé sobre este tema se lo debo a gente más leída que yo que ha tenido el detalle de compartir sus conocimientos; si os interesa el tema, podéis visitar el blog de Kate Elliott, que además de ser una novelista excelente tiene unos conocimientos extensísimos de historia, y el tumblr de MedievalPOC, por poner dos ejemplos rápidos.

In the grim dark future, etcétera.

Una cosa que he hecho durante este año sin escribir ha sido leer; y he leído una cantidad respetable de novelas de Warhammer 40.000.

Me acabé las novelas de Ciaphas Cain (tengo que seguir con la relectura blogueada que empecé, por cierto) y me puse a mirar si habría alguna novela más de la misma ambientación que me gustase.

(Eso ya habiendo leído las nueve de Cain, las tres de Calpurnia, dos de Adepta Sororitas y la antología de Fear the alien; cada novela me acercaba más al punto de «me he leído todo lo que hay que no va de Marines Espaciales»).

Encontré las novelas de Inquisidores que había escrito Mitchell antes de ponerse con el comisario Cain, que son bastante entretenidas pero entiendo por qué se quedó la trilogía coja; las dos trilogías de Eisenhorn y Ravenor de Abnett están relativamente bién también, aunque prefiero como escribe McNeill. La de momento trilogía ( al principio publicitada como duología, pero se ve que el hombre se lió) del Mechanicus que empezó con Priests of Mars me ha gustado especialmente. En algún momento entremedias intenté leer algo del comisario Yarrick, pero es un poco demasiado… demasiado.

He intentado la macro saga de Los fantasmas de Gaunt dos veces. La segunda vez empecé por Necrópolis, como recomendaban en un foro de WH40K, y duré dos novelas y media.

Ahí ya empezaba a quedarme sin novelas que no fuesen de marines así que me propuse leer un par, por si acaso no eran todas el festival de testosterona que suponía que eran.

Y voy y escojo Space Marine para empezar.

Y luego Lord of the Night.

(Ahora voy a parar un poco para que los que habéis leído las novelas dejéis de reiros de mí. Graciosetes, que sois unos graciosetes).

Al menos Lord of the Night la terminé, por aquello de que me parecía involuntariamente cómica. El caso es que sería una novela de cifi bastante apañada si no fuera porque el asesino depredador silencioso e invisible suelto por la megaciudad futurista oscura se supone que es este tio:

 

Zso Sahaal

Os presento a Zso Sahaal, o como me dió por llamarle cariñosamente, Batcan. Este tio mide  dos metros y pico, va metido en una armadura y lleva lo que viene siendo un jetpack en la chepa. Ahora quiero que os lo imaginéis haciendo cosas en plan Predator y atacando silenciosamente a sus víctimas.

Pues eso, comedia involuntaria. Y mira que llegaron a caerme bien los personajes, pero el detallito este me sacaba de la novela continuamente…

Luego me puse con las novelas de Ultramarines y las dejé en la tercera. No están especialmente mal escritas (a pesar de que Ventris te deja dudando de si lo suyo es «hacer lo correcto» o querer ser el perejil de todos los guisos), pero los marines del Caos como enemigos me aburren soberanamente. «Oh mirad, el suelo está hecho de gente, somos tan malos que vivimos dentro de una película gore». CLARO QUE SÍ CAMPEONES. Tomad una galleta, y un paquete de Kleenex para que Abbadon se seque la lagrimilla.

El caso es que me gusta la ambientación en general; es muy rollo 2000 AD, puede ser muy excesiva pero a la vez da para contar historias interesantes y se puede ir hacia el humor y el Rule of Cool sin problemas precisamente por lo excesivo que es todo.Me gusta el enfoque que le dan algunos autores (Mitchell, McNeill, Abnett a ratos, Farrer a ratos…), pero se me están acabando las novelas. Me queda esperar a que se vayan dando prisa en sacar novedades, y de paso ir desintoxicándome un poco y seguir leyendo alguna de las otras tres o cuatro novelas que tengo empezadas a la vez…

Novela blogueada: Death or Glory (¿de qué va esto?)

Ayer se me ocurrió una barbaridad mientras estaba en Twitter (que sigue siendo mi mayor fuente de inspiración ahora mismo. ¡Gracias, Twitter!); y es que voy a hacer una relectura comentada de una novela que he leído recientemente, en este estilo.

No creo que nadie que me conozca se extrañe de que la novela elegida sea una de las novelas de WarHammer 40K que me estoy leyendo este invierno, más que nada porque estoy dando mucho la matraca a amigos y conocidos con el tema. Para el resto, os pongo en antecedentes: resulta que hay novelas de WH40K que NO van de marines espaciales combatiendo heróicamente a las malvadas huestes del Caos, o luchando heróicamente contra hordas de orcos, o abriéndose -sí, heróicamente- paso a través de un pecio espacial  infestado de tiránidos. Que eso me parece muy bien como base para una partidita del juego de mesa, pero como lectora me parece un pelín árido.

Entiendo que hay cierto público que busca eso en las novelas de WH40K; yo encuentro que a mayor número de marines espaciales por página, más me aburro.  Por suerte para mí, hay un puñado de novelas que aprovechan el trasfondo para contar otras cosas con bastante menos densidad de marines y más cercanas a la space opera más o menos militar según títulos; entre esas novelas están las de la saga de Ciaphas Cain.

Una cosa que me gusta encontrar en las historias es un puntito de comedia, aunque no sean comedias propiamente dichas; y la comedia es una cosa bastante escasa en el universo de WH40K. La poca que he visto está toda concentrada en esta saga de novelas, y por eso le perdono al autor que su prosa sea un poco…ehm. Flojita. Igual con un editor que le marcase las repeticiones de frases le iría mejor.

Pero bueno, resumiendo: novela de Ciaphas Cain. Ambientación cifi retro militar teocrática, en un universo en el que si pestañeas te invade una o varias razas alienígenas y se hacen unos guantes con tu pellejo*. Protagonista cobarde hasta la médula que tiene que fingir que no lo es para poder sobrevivir. Las reseñas suelen comparar al personaje con el de Rowan Atkinson en Black Adder, aunque a mí no me lo recuerda tanto.

Como las novelas no siguen un orden cronológico – están escritas en forma de falsas memorias del propio protagonista, y cada una describe un acontecimiento distinto de su carrera- voy a escoger una de mis preferidas, Death or Glory. Dije en Twitter que iba a ser  Caves of Ice, pero he pensado que sería mejor algo con menos túneles y más orcos. Muchos, muchos orcos**.

Sé que no es algo que vaya a interesar a mucha gente, así que haré las entradas extendidas para no ocupar el blog entero y quien quiera saltarlas no tenga que hacer scroll media hora. A los que os interese, estad atentos…

 

* Es un poco como si en Star Wars todos los protagonistas fueran del Imperio, todos los aliens quisieran matarte y la única esperanza de la Humanidad de sobrevivir un día más fuera mantener una dictadura teocrática basada en un tio que lleva milenios catatónico y aún así es el que hace posible que las naves espaciales humanas puedan viajar por el «no es el hiperespacio, que va». Que también está lleno de cosas que quieren matarte, por cierto.

**Te estás imaginando pocos orcos. MÁS.

Los aguafiestas.

Aviso de la posibilidad de spoilers, si es que es necesario avisar de spoilers de novelas infantiles. Pero por si acaso.
Ahora que estrenan Donde viven los monstruos ( Where the Wild Things Are en el original) y la crítica está polarizada entre «es gafapásticamente perfecta» y «los niños van a tener pesadillas durante un mes» me ha venido a la mente un asunto que hace tiempo que le estoy dando vueltas.
No me dí cuenta de que había crecido leyendo un tipo concreto de libros infantiles hasta hace relativamente poco tiempo; mi infancia la ocuparon, literariamente hablando, bichos como los Batautos de Consuelo Armijo, alguna incursión en la kilométrica colección de Los Cinco y cantidades ingentes de tebeos. No sospechaba que existía gente empeñada en producir libros infantiles claramente antipáticos, ignoro si porque les sale así de forma natural o porque pretenden demostrar algo con ello.
Me explicaré. Mi ejemplo favorito es Un Puente hacia Terabitia, libro que yo desconocía hasta que se hizo la película hace unos pocos años. Se me ocurrió buscar información sobre la novela antes de plantearme ver la película – que por el trailer se parecía un poco a una Narnia de segunda B – y me pareció totalmente depresivo, pero depresivo a mala leche; pronto descubrí que no era una rareza dentro de la literatura infantil anglosajona.
Se empieza dejando claro que el niño o niña protagonista tiene problemas emocionales importantes, posiblemente incluso mentales (aunque esto último no se suele expresar directamente); como fruto de esos problemas, se inventan un mundo de fantasía que es reflejo de alguna forma del mundo real y pasan gran parte del tiempo ahí metidos. Luego ocurre una gran desgracia, normalmente se muere un ser querido y se supone que a raíz de eso el personaje madura de alguna forma.
La verdad es que me parece una cosa muy antipática. Soy muy partidaria de no dulcificar en exceso las historias infantiles, pero una cosa es eliminar todo rastro de tristeza y violencia y otra es… eso. Contarles a los niños una historia que dice que la fantasía es mentira y acabarás superándola cuando crezcas; que refugiarse en dicha fantasía es cosa de inadaptados, niños problemáticos o mentalmente inestables; que la desgracia te atrapará siempre. Un puente hacia Terabithia es especialmente antipática porque además la trágica muerte viene cargadita de culpa; el protagonista pasa el dia en un museo de arte con su profesora, pasa el mejor día de su vida… al volver su mejor amiga se ha matado en un accidente, y se deja entender que ocurre porque él no estaba.
…¿qué diablos de mensaje es ese para los chavales? no, borra eso: ¿qué clase de mensaje es ese? no sé, igual estoy errada; reconozco que no lo he leído y me guío por el resumen de la wikipedia, pero me da muy malas vibraciones…
Es como cuando en una película o una novela utilizan ese par de recursos generalmente odiados: «era un sueño» y «en realidad está loco y todo es producto de su mente enferma». Si, vale, muy ingenioso*, pero la mayoría de los lectores se van a sentir estafados. Si eso lo haces en un libro infantil, es que directamente eres un aguafiestas.
* en realidad, hace años que ya no.
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Se ve que no soy la única que piensa que hay una superabundancia de adultos antipáticos en esto de los libros infantiles (via NY Times). Se me olvidaba el subgénero «Maripili se droga» o «El papá de Nacho es alcoholico».

Podría ser peor, podría ser Anita Blake.

Es lo que pienso cada vez que me entero de que alguien se ha enganchado a Crepúsculo: podría ser peor. No mucho peor, la verdad, porque las novelitas se las traen tanto de forma como de contenido; pero si hay una verdad universal es que cuando crees que has encontrado el libro más espantoso, la película más infecta, tanto que te preguntas si pagarían por hacerlos en vez de cobrar… siempre aparece algo que lo supera.
Debo confesar que soy culpable de al menos dos casos de adicción a Crepúsculo, debido a mi mala costumbre de recomendar cosas que creo que van a gustarle al recomendado, y no que me gusten a mí; así que para purgar mi culpa he decidido dedicarle un post a The Dresden Files, así en plan redención culturapopularesca.
Y si engancho a alguien de paso, mejor que mejor :)
Cuando terminó Harry Potter me quedé huerfanita de fantasía ligera, como tantas otras frikis por todo el mundo (véase el post que escribí al respecto) y acabé enganchada a la serie de novelas de Harry Dresden, detective y único mago en ejercicio de Chicago.
(Y ahora viene lo dificil, que es hablar de las novelas sin repetir la palabra «mola» como si tuviera el seso sorbido. Deseadme suerte).
Vaya por delante que , en mi opinión, esta saga es una sucesora natural de Harry Potter. Te has hecho mayor leyendo las andanzas de Harry y sus compis por Hogwarts, se han acabado los libros, ¿y te tropiezas con la historia un mago en sus veintitantos que se ha hecho detective y tiene que lidiar tanto con la parte mundana de la sociedad como con la comunidad mágica? Yo me apunto a eso, vamos… pero corriendo.
En primer lugar, y por mucho que lamente decirlo, The Dresden Files tiene una cosa que hacía muchos, muchíiisimos años que no veía en el género (Harry Potter incluido): un protagonista que cae bién.
Ya lo sé, es un concepto exótico dentro del género fantástico. Pero está visto que se puede hacer, y no le debe ir mal cuando llevamos once entregas de mago listillo, respondón y encantador con una cierta tendencia a meterse en líos muy, muy grandes. Si tuviera que compararlo con algo, diría que Harry Dresden es algo así como un cruce de Peter Venkman con John Constantine (si Constantine conservase algo más de sentido de la moral). Dan ganas de invitarle a un colacao o algo :)
En segundo lugar, el autor se ha currado una ambientación tremendamente amplia. A pesar de que la acción se centra principalmente en Chicago y alrededores (los normales y los sobrenaturales) por las páginas de las novelas han pasado gangsters, vampiros, fantasmas, demonios, zombis, magos, hadas, unos bichitos cuyo nombre se podría traducir como Los Exteriores (uh-oh,Lovecraft)… vamos, que los aficionados a Mundo de Tinieblas estarían más contentos que un pato en un charco ( y sin embargo a pesar de que el concepto es similar, no se parece a Mundo de Tinieblas más que en la idea de mezclar elementos del folklore y actualizarlos). Además, Jim Butcher es un pedazo de friki y lo deja notar en los libros a través de multitud de referencias a la cultura popular y geek (citas de canciones, de películas, la sesión semanal de rol de un grupo de personajes a partir de cierto punto de las novelas, la mención al Manual del Perfecto Villano… esas cosillas que a los frikis tanta gracia nos hacen).
Y ésta va para los fans de Crepúsculo: en las novelas hay sexo adulto consensuado. No abunda, pero algo hay. Así que si algún dia os aburrís de la ñoñez autista-adolescente de la Meyer… >;3
También existe una serie de televisión del Scifi channel, pero no os la puedo recomendar. Como serie es floja, y como adaptación…es un poco lamentable.
En fín. Que tengo recién leído el libro 11 (Turn Coat) y ya me cuesta hacerme a la idea de que faltan muuuchos meses para el siguiente…

«Took cover,» I provided. «In the action business, when you don’t want to say you ran like a mouse, you call it ‘taking cover.’ It’s alot more heroic.»
«Right,» Butters said, flushing. «I took cover.»
«It’s fun, taking cover,» I said. «I take cover all the time.» – Dead Beat

Michael: «Close your eyes. Try to still your thoughts.»
Harry: «I sense a great disturbance in the Force.»
Michael: «You do!» – Death Masks

After Harry Potter.

Estos días he leído en Menéame que continúa la polvareda levantada por el asunto de la guía no oficial de Harry Potter.Eso,combinado con la entrevista a Cornelia Funke que publica el dominical de El País esta semana pasada,ha hecho que me decida a escribir algo sobre el tema este de la literatura fantástica.
Confieso que no me he leído el último de Harry Potter. Es que no tengo ganas (¡quién me lo iba a decir!),porque no me preocupa en absoluto lo que les pase a los personajes,y eso para mí es la pérdida de interés definitiva. Eso sí, tengo curiosidad por ver la futura enciclopedia *oficial* con el material que Rowling fué creando como trasfondo,y sé más o menos cómo termina el libro, etc. Pero no ha conseguido mantener mi interés. Pena, hasta El Prisionero de Azkaban me encantaron,a pesar de sus defectos.
Esto viene a que me quedé sin cosa de leer durante una temporada. Y yo cuando no tengo de leer me subo por las paredes.Siempre tengo algo que leer,pero claro…una vez te pones al día con los habituales (King, Pratchett) y habiendo finalizado una de las series que me ha tenido entretenida de una forma u otra durante años, toca hacer una cosa que me fastidia un pelín: buscar cosas nuevas.
Me fastidia porque leo principalmente fantasía y ciencia ficción,y estos son dos géneros con un indice de truños tan alto que espanta*.No te puedes fiar de recomendaciones de amigos, ni de reseñas de revistas del género, ni de nadie; hay clásicos reconocidos que son un truño completo, y éxitos de ventas que se pegan fuego cada vez que me acerco (eh.Mejor ellos que yo).
Así que me he pasado algunos meses tanteando.La arriba citada Cornelia Funke me aburre soberanamente;es como estar oyendo de fondo uno de esos telefilmes dirigidos al público infantil producido en alguna parte del norte de europa, mientras haces otra cosa.
Con Canción de Hielo y Fuego no me he atrevido,la verdad. No solo son unos tochos monumentales, sino que además huele a culebrón (llamadme prejuiciosa).Tiene guasa que diga yo esto, cuando me leí Añoranzas y Pesares completita (tercer e innecesario tomo incluido),pero precisamente por eso.
Hasta que un día un amigo por MSN me cuenta que el SciFi Channel estrena una serie sobre un mago que ejerce como detective privado en Chicago,y que el invento se llama The Dresden Files. Resulta que está basada en una serie de novelas, y pensé «va a ser que son mejores las novelas que la serie; con el fantástico pasa SIEMPRE». Y allá que me fuí,a tener mi primer encuentro con lo que llaman urban fantasy desde que me compré el último suplemento suelto de Mundo de Tinieblas (juas).
Enganchada sería decir poco. Las novelas de The Dresden Files son pura fórmula de cabo a rabo, pero estoy más que dispuesta a perdonar y a hacer como que no veo según qué cosas mientras los personajes sigan siendo tan humanos y divertidos como hasta ahora (y lleva diez novelas). Mientras me importe lo que les pueda pasar.
Además, cualquier escritor que sea fan de Cazafantasmas y que haga que su protagonista le recomiende la Guía del Perfecto Malvado al malo de turno tiene mi confianza de forma automática :D
Así que de Harry a Harry, y el nuevo encima hace chistes. No ha sido mal cambio,no…
* Me recuerdan unos amigotes la Ley de Sturgeon al respecto.Que no he hecho ningún descubrimiento,vaya…

En episodios anteriores…

Este es uno de esos posts de blog. No sé cuando fué la última vez que conté algo de mi vida personal (no suelo hacerlo; no hay mucho que contar), pero desde entonces han pasado cosas:
-Tuve un trabajo que era chulo y luego era chulo a ratos y luego una pesadilla. Mis mejores deseos para los que se quedaron y espero que la cosa salga como se supone que tiene que salir;
-Pero no lo dejé por eso, sino por motivos personales-familiares.Largo,farragoso, y a nadie le interesa;
-Salvo porque el cúmulo de circunstancias me ha hecho aterrizar en una ciudad al sur de Casablanca,donde me voy a pasar hasta primeros de Mayo. Ups. Mis disculpas a los que no estábais informados de mi particular deslocalización, he estado MUY liada. Srsly (no, no me he liado con un marroquí. NO LO PREGUNTEIS MAS XD);
-Y ayer van y anuncian que sí, que sale el libro de Bleach, de verdad de la buena. Y no voy a estar en el salón para esconderme de la gente que quiera firmas, aaaaagh. Para una vez que tenía una razón de peso para ir;
Y creo que eso es todo. Aquí estoy, haciendo mantenimiento web a distancia con una conexión modem y preparando portafolio para cuando vuelva patearme unos cuantos sitios.
Ando cogiendo pedidos de camisetas de pingüinos otra vez,por cierto, para pedirlas cuando vuelva.De todos modos, si algún camisetófilo me puede informar sobre los sitios web tipo cafepress o threadless (cual sería preferible,o cual os gusta más como clientes; de calidad y forma de funcionamiento ya me lo averiguo yo, que soy una niña mayor y sé encontrar las páginas de FAQs :3 ) le estaré muy agradecida. Me encanta el sitio donde las estampo ahora, pero me gustaría hacer una o dos y no tener que encargarme de pedirlas-recogerlas-imprevistos-cobrarlas-enviarlas…ya sabéis. Más que nada por si se repitiera una situación como la de ahora, que me pilla algo lejos fisicamente, no tener que pararlo todo.
Towsend, ya he actualizado :D